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Niño y anciano

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 31 Treinta días antes de la Natividad del Señor, en Estados Unidos un bebé ha sido abandonado en el pesebre de un templo católico, del distrito de Queens en Nueva York. El niño, con pocas horas de vida, aún tenía el cordón umbilical y se encontraba envuelto en toallas. El sacerdote Christopher Ryan Heanue ha explicado que escucharon el llanto del recién nacido, lo que les alertó de su presencia. Los feligreses de la iglesia lo envolvieron con toallas limpias y avisaron a los servicios sanitarios. El bebé fue trasladado al Hospital Jamaica y se encontraba en perfecto estado de salud. ¿Es un milagro navideño anticipado?. Claro que sí. Tanto que el cura encargado de feligresía ha afirmado: «Alguna pareja joven estará encantada de adoptar a este niño y aceptarle como un regalo. Será como una especie de gran milagro de Navidad». La policía ha descubierto a la madre. Quien es una persona con problemas sociales para poder educar y mantener a su hijo, algo muy habitual en las grandes naciones donde el capitalismo salvaje tiene su asiento y es el sistema que produce estos casos. Mientras, en una televisión regional, se mantiene un programa donde personas ancianas buscan compañía para los últimos años de su soledad. En una de las parejas producidas la señora y una hija han desvalijado al anciano de ochenta años todos los ahorros de su vida mediante compras de objetos suntuarios. El pobre hombre está pagando cómo puede el desfalco en que se ha visto metido de hoz y coz. El asunto está en manos de la policía. Una vez más es el capitalismo salvaje el culpable de la avaricia de unas presuntas delincuentes, amigas de la vida muelle, del lujo y el disfrute a costa de la buena voluntad de un viejo necesitado de calor hogareño. Varios espectadores han pedido la supresión del programa televisivo para evitar que se produzcan casos similares. Una vez más el mensajero es el culpable del mensaje. La malicia anida en el corazón de las personas, nunca en la estructura de un programa televisado. Tanto el niño americano abandonado, como el abuelo estafado tienen algo en común: la soledad de la sociedad capitalista y materialista, que vive de espaldas a las carencias humanas más elementales como el alimento y el calor de hogar. En estas fechas previas a la Navidad del Señor varias organizaciones como Cáritas, brazo caritativo de la Iglesia Católica, organizan campañas de aportación de alimentos no perecederos, tanto en los colegios, como en las catequesis parroquiales. Tales iniciativas son dignas de apoyarse, pero habría que preguntarse si no debía repetirse varias veces a lo largo del año, ya que los pobres solitarios que ha producido la crisis económica, social y moral actual, solamente nos acordamos de ellos en las semanas antes de la Navidad. ¿En el resto del año qué ocurre?. El marco social del capitalismo salvaje alimenta estas situaciones de injusticia permanente, a las que solamente miramos durante el período navideño para contentar nuestra conciencias adormecidas durante la mayoría del año, durmientes en una insensibilidad impropia de personas católicas conscientes de que nadie debe pasar ninguna carencia humana indispensable para vivir como seres humanos dignos de ser hijos de Dios y hermanos en la misma fe. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
0 comentarios en “Niño y anciano
  1. Entonces, cuando todavía no se había inventado el capitalismo salvaje, ¿quién era culpable de la avaricia de los delincuentes, que estafaban y robaban igual que ahora? ¿Y del abandono de niños? (J.J. Rousseau llevó sucesivamente a todos sus hijos a la inclusa según le iban naciendo, como confiesa él mismo). Un sistema político, económico y social puede ser malo o incluso pecaminoso, pero los pecados son en último término personales. El capitalismo salvaje es culpable de que los empleados estén cobrando 500 euros como becarios eternos, mientras que el consejero delegado se prejubila con diez millones.de indemnización. En cambio, me parece completamente inocente de las andanzas de dos golfas que podrían haber salido en La Celestina o de protagonistas en una de las Novelas Ejemplares de Cervantes.

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