Las cesiones eclesiales las carga el diablo

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Según informa este portal Infovaticana, la exposición sacrílega contra la Eucaristía está situada en el monumento a los Caídos por Dios y España, donde están enterrados dos héroes como el General Mola y el General Sanjurjo, muertos ambos en accidente de avión. Ese monumento fue cedido por el obispado navarro en el año 1997, al consistorio creyendo que los políticos de entonces iban a ser eternos. Aquí está la gravedad de diversas cesiones realizadas por toda España. Conozco varias que son para tomar a sus responsables y llevarlos ante el tribunal más cercano. Únicamente ocurre que ya están mascando tierra y solamente esperan el Juicio Final. ¿Cuántas cesiones hicieron obispos desmemoriados, despistados, o con una pátina de marxismo en sus caras? Cuando, después, llegaron otros sucesores echaban sapos y culebras por la boca, por tener que tragarse unas cesiones por cien años, es decir, para siempre jamás. Así se han cedido seminarios para situaciones habitacionales; conventos para pasarlos a hoteles con encanto; colegios monumentales convertidos en talleres de «Kultura» con olor a caca; palacios episcopales para situar una consejería autonómica, hoy en manos de politiquillos de tres al cuarto… Todas las cesiones de aquellos años venían de la misma raíz: Confundían la pobreza, con la pobretería, con el mal gusto, con la miseria mental y artística. Un arzobispo amigo me enseñaba, siendo obispo de su primera diócesis, la pobretería del edificio del obispado, donde vivía en unos sesenta metros cuadrados de apartamento, y los techos eran para los pitufos de algún cuento de hadas. Antes de despedirnos me dijo: !Ves aquel edificio abandonado a su suerte, aquel palacio era el obispado, cuando vuelvas otra vez estaré allí¡. Nunca lo cedas a nadie, le comenté. Contestó tajante: Sabes que no estoy tan loco. No volví más por aquel lugar, pero antes de ser trasladado supe que cumplió su promesa. Su sucesor está gozando hoy de un edificio magnifico, propio de un obispo pobre, pero nunca pobretón, ni mísero. Señores obispos, piensen las cesiones que hacen del patrimonio histórico y artístico que encuentran en sus diócesis cuando arriban a ellas. Las cesiones las carga el diablo. Tomás de la Torre Lendínez

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