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Persecución y muerte en tierra y mar

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Ha terminado en Madrid el congreso sobre los cristianos perseguidos. Los testimonios han sido espeluznantes, pero la firmeza de los perseguidos actuales es inconmovible: tienen claro que son objetivos de palos, prisión y muerte antes o después. Esa persecución la sufren por odio a la fe cristiana que profesan. Sus verdugos son los «pacíficos» musulmanes. Mientras, el mar Mediterranéo sigue siendo la fosa común de miles de personas que salen de las tierras del hambre africana, donde jugar con la vida de quien emigra a Europa se ha convertido en una «industria» de las mafias musulmanas, que ofrecen pasaportes en paquebotes similares a cáscaras de nuez donde el oleaje, el abordaje, o la propia «inquisición» del interior de la nave impone la ley musulmana la pena de muerte arrojando al mar a los cristianos. Los «bondadosos» árabes tienen su máxima expresión en los invisibles miembros del «estado islámico», que actúan contra los cristianos de forma criminial, miserable y generalizada en un fanatismo que lleva a quemar iglesias, matar cristianos, secuestrar niñas, y destruir monumentos de más de tres mil años levantados en ciudades del antiguo imperio asirio. En Madrid los que han estado este fin de semana tienen clara conciencia que esta guerra sorda contra los cristianos no terminará pronto. Tienen la convicción que las persecuciones seguirán. El resto del mundo está lavándose las manos ante la masacre, porque el problema lo tienen lejos de sus fronteras. Craso error, que algunos países han pagado muy alta cifra de muertos en sus propias tierras. Craso error, que algunos puntos de la geografía de España reciban musulmanes a campo abierto, construyan mezquitas doctrinarias en la «guerra santa», y todo, a cambio, de un puñado de votos para montar una utópica independencia al propio despeñadero. Esa tierra era una tierra de santos, hoy es la región española más laicista, y mañana será lo que dicten desde las cabezas fanáticas acogidas entre algodones, donde nunca se harán uno más, sino huesos fuera de sitio, que buscarán los intereses mandados por el fanatismo ciego de odio a la fe cristiana. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
0 comentarios en “Persecución y muerte en tierra y mar
  1. Los asesinos tienen la culpa principal,don Tomás,pero esta es compartida por la inacción de los gobiernos occidentales que no hacen nada. Dios pedirá cuentas por esto.
    Un abrazo.

  2. Es triste y vergonzante lo que estamos viviendo y que los jefes de estados democráticos, que no dudan en hacerse oír y ver en casos como el francés, hagan oídos sordos y no tomen medidas al respecto. Dirán que bien que esos pobres infelices no vengan a sus puertas a molestarlos pidiendo ayuda. Pero ellos no hacen mal a nadie, son los que los conducen, engañan y les meten en un infierno, ellos son la raíz del mal a atajar. En cuanto al Caballo de Troya que se está formando en nuestro país, como no lo atajemos sufriremos de nuevo la «guerra santa» ya disfrutada durante 800 años, claro que ahora no tenemos férreos cristianos dispuestos a defender la patria contra el poder del Islam. Dios nos pille confesados. Buen articulo y buen día don Tomás.

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