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Grecia y España. De la manita al precipicio.

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QuickMemo+_2015-07-05-20-05-30-1 Hablo de este tema porque busco una economía humana, es decir, una economía que no traiga a los países la ruina más absoluta. Quien no conoce los populismos o la deriva de los pueblos intoxicados por ideologías bananeras cree que la realidad puede ser un cortafuegos para las pretensiones de un pueblo enajenado mentalmente. Pero la realidad solo ayuda a tomar buenas decisiones a los cuerdos, no a los locos. Ni los corralitos ni lo que está pasando ahuyentará esta huída hacia delante, aún a sabiendas de que lo que hay delante es un precipicio.  La pobreza extrema de Cuba o los burkas en Irán no han constituido ningún problema para el asentamiento de estos poderes, es decir, de aquellos que decían que los sistemas de siempre oprimían al pueblo o los empobrecía. Siempre la culpa de todos los males es del otro, pero qué casualidad, qué mal se vive con la izquierda radical y qué diferencia con aquél sistema que maldecían. La realidad sirve para formar criterio a las personas cuerdas. No es este el caso. Y Grecia y España han perdido el rumbo. ¿Se creen que no ganará Podemos-Psoe, y que Sánchez no dirá a Iglesias que sí en todo para asegurar su poder? JA JA JA Lo antiguo no les servía aunque fuese mil veces más próspero que lo actual. Ahora, ante el hastío de lo de siempre nadie quiere lo nuevo, o no le importa que lo nuevo venza con tal de no votar a lo viejo. ¿Y qué es lo nuevo? El Armagedón.

Comentarios
0 comentarios en “Grecia y España. De la manita al precipicio.
  1. Nadie en su sano juicio está con los populismos.
    Rajoy tiene que entender que las personas que no le votan quieren un cambio en lo moral, estas personas valoran la realidad moral de España muy negativamente y el presidente no hace nada.
    Esto es lo que nos lleva al precipicio.
    No se puede seguir votando un gobierno sin principios, así como una Europa que no reconoce sus raíces cristianas.

  2. Nadie en su sano juicio está con los populismos.
    Rajoy tiene que entender que las personas que no le votan quieren un cambio en lo moral, estas personas valoran la realidad moral de España muy negativamente y el presidente no hace nada.
    Esto es lo que nos lleva al precipicio.
    No se puede seguir votando un gobierno sin principios, así como una Europa que no reconoce sus raíces cristianas.

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