Menos doctrina significa una Iglesia más ignorante y menos capaz de dar respuesta a las grandes preguntas

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Carlo Caffarra El cardenal arzobispo emérito de Bolonia ha respondido a las preguntas de INFOVATICANA sobre la polémica alrededor de Amoris Laetitia. «Menos doctrina significa una Iglesia más ignorante y menos capaz de dar respuesta a las grandes preguntas».

El cardenal Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Bolonia y fundador del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia, ha ofrecido una rueda de prensa en la Universidad Católica de Ávila (UCAV) con ocasión de su conferencia “Matrimonio y Libertad”

El cardenal Caffarra, que comenzó su intervención disculpándose por su castellano, explicó su presencia en Ávila para hablar de un tema que considera de suma importancia: el actual debate sobre el matrimonio y la familia, es decir, la relación entre el matrimonio y la libertad. 

Preguntado por este portal acerca de la interpretación adecuada de Amoris Laetitia, el cardenal Caffarra ha respondido que la exhortación apostólica es muy clara sobre la doctrina de la indisolubilidad, la naturaleza y sacramentalidad del matrimonio.

Respecto al problema de los divorciados vueltos a casar y del acceso a los sacramentos, Caffarra piensa que Amoris Laetitia no ha cambiado la disciplina ni la doctrina pasada. «Por una razón muy simple, si el Santo Padre hubiera tomado una decisión tan grave como esta, era necesario decirlo expresamente, y no en una nota al pie», explica.

Sin embargo, el prelado añade que no sería honesto si no tuviera presente un hecho: hay dos interpretaciones contradictorias, en conflicto, sobre los mismos epígrafes de Amoris Laetitia. «El arzobispo de Filadelfia y el de Chicago, por ejemplo, lo interpretan de manera diferente, en la misma nación. El obispo de Phoenix dice lo que dice el arzobispo de Filadelfia. Me limito a EEUU…», afirma Caffarra. 

Sobre la famosa carta del Papa Francisco a los obispos de Buenos Aires, Caffarra señala que el magisterio del Santo Padre, válido para toda la Iglesia y que obliga a todos los creyentes, no puede manifestarse en una carta privada. 

«Aquí, debemos decir que el texto no es claro, porque los obispos están interpretándolo de manera no diferente, sino contradictoria«, subraya, al tiempo que añade que hay un conflicto y que la autoridad que debe decir cuál es la interpretación auténtica es el Papa, que hasta el momento no lo ha hecho, afirma Caffarra, preguntándose por qué.

El cardenal Caffarra también ha recordado que el Papa Francisco ha hablado de «una guerra mundial contra el matrimonio», ya que existe un conflicto entre la concepción de la libertad que no puede tener vínculos y la libertad que la Iglesia piensa como capacidad de amar y de entregarse por siempre.

Según explica Caffarra, en las legislaciones occidentales, el matrimonio se está convirtiendo en un contrato meramente privado y el divorcio, después de ser una institución para los casos extremos y trágicos, ahora es un hecho corriente y ordinario. Cada vez se tiene más la idea de que hoy los esposos pueden decir «somos esposos si y mientras decidamos libremente serlo».

En el fondo de esta situación hay una idea y una experiencia de la libertad que fue expresada por primera vez por el teólogo español Luis de Molina, nacido en Cuenca en 1536. Una nueva idea y una nueva experiencia de libertad que sostiene que somos libres si no tenemos vínculos, que somos libres si no pertenecemos a otros.  

Esta concepción hace menos comprensible la propuesta cristiana del matrimonio y este el gran problema de la Iglesia hoy respecto al matrimonio, según sostiene el cardenal Caffarra. La Iglesia cree que la libertad es capacidad de amar y de entregarse por siempre. 

La actitud de la Iglesia ante esta situación, en opinión de Caffarra, no debe ser simplemente resignarse a ofrecer el matrimonio a quien lo pida, siempre cada vez menos, sino que debe poner en marcha dos estrategias. La primera, como pide el Papa en Amoris Laetitia, hacer una verdadera pastoral del vínculo conyugal.

La segunda de estas estrategias supone poner en marcha un fuerte proceso educativo, en el cual la Iglesia desarrolle dos tareas: convertirse en la «comadrona» que ayuda al hombre a nacer a sí mismo y a comprender quién es el hombre y ayudar a las personas a realizarse de un modo verdaderamente libre y libremente verdadero. Esta ayuda la ofrece a través de los medios sobrenaturales de la salvación, que la Iglesia pone a disposición del hombre.

Ante la pregunta de InfoVaticana sobre que algunos católicos se sienten huérfanos de sus pastores ante la colonización ideológica y la amenaza de la ideología de géneroel cardenal Caffarra responde que en las comunidades cristianas comienza a circular una idea: menos doctrina, más pastoral. Cuando en realidad, apunta el prelado, menos doctrina significa una Iglesia más ignorante y menos capaz de dar respuesta a las grandes preguntas.

 

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Comentarios
5 comentarios en “Menos doctrina significa una Iglesia más ignorante y menos capaz de dar respuesta a las grandes preguntas
  1. El texto no es del todo claro deliberadamente, porque si lo fuera sería herético, pero que va en la línea de la comunión sacrílega de los divorciados resposados, con mucho acompañamiento y discernimiento teóricos, eso no ofrece ninguna duda. ¿ Para qué se han convocado dos sínodos teledirigidos, uno ordinario y otro extraordinario ? ¿ Para decir lo mismo que la Familiaris Consortio ? ¿ Para qué se volvió a introducir en el segundo el tema de la comunión, a pesar de no haberse aprobado en el primero ?¿ Para qué ha designado al cardenal Shönborn, que afirma que ya no es dado distinguir entre uniones regulares e irregulares, como interprete máximo de la AL ? ¿ Para qué ha alabado la instrucción de los obispos bonaerenses ? Los hechos y gestos son todavía más elocuentes que el texto. Pero Bergoglio, será lo que se quiera, pero tonto no es. Sabe de sobra que la calificación de herejía está vinculada a un texto, no a un gesto. Por eso la AL está redactada con la debida ambigüedad. Así se lo reconocío al arzobispo Bruno Forte, que, por cierto, estuvo en mi casa cuando era teólogo. Ya entonces me generó alguna duda sobre su calidad doctrinal.

  2. HAY QUE AGRADECER AL CARDENAL CAFARRA, que hable claro y que ponga un poco de claidad en este berenjenal.
    Pero el problema es que el texto se ha hecho así a propósito, como el cardenal Bruno Forte, Gentilmamporrero de Camara de Bergoglio ha reconocido indirectamente, cuando ha explicado que su Tanguidad le ha dicho que no pueden hablar claro en el tema de la comunión de los divorciados que luego se casan civilmente (y pretenden seguir manteniendo relaciones adulteras).
    Claro que no pueden hablar claro en eso, ni en lo de los homosexuales (activos), etc, etc, porque entonces quedaría claro que promueven directamente la Herejía y el cisma, aunque por primera vez en la iglesia los cismáticos son los que tienen la autoridad.
    Ya lo he dicho hace mucho tiempo. Y lo digo ahora y voy a hacer de profeta, porque es muy fácil verlo para el que quiera enterarse, el Papa puede no ser bueno, pero no es tonto, como le explica a Bruno Forte.
    Ha elegido una estrategia de presentarse «poliedrico» Trucho dixit, y de confusión y ambiguedad calculada, dando tiempo al tiempo, (el tiempo es superior al espacio, otra genialidad del TRUCHO) para que en unos años el 90 por ciento de los católicos sean herejes practicantes, y así el que decida dar el paso de abrazar la herejía lo pueda hacer con una mayoría abrumadora y quedarse con la casa y los muebles en caso de divorcio.
    Sin embargo al Papa se le ha olvidado una cosa, y es que Dios existe, y también juega, y no creo que haga ninguna gracia, según lo que dijo Cristo en el Evangelio, lo que estan haciendo con la Casa del Padre.
    Me voy a mojar otra vez. Este papa no creo que dimita ni aunque tenga alzehimer y le de por bailar en la misa como a algun otro sudamericano. A medida que el deterioro cognitivo o de control del Papa avance, puede llegar a perder el «sentio» es decir, el autocontrol, y llegar a promover abiertamente la herejía o la destrucción de algun Dogma, puesto que como lleva tantos años liándola y no pasa nada, y cuando sus lobulos prefrontales se deterioren, y no se reprima, puede perder de golpe esa ambiguedad calculada y se le va a escapar claro alguna cosa grave. Yo creo que lo vamos a ver, si Dios no lo remedia.

  3. Evidencias del proceso de descomposición de la Religión Católica.
    Si Dios NO es Católico y la Iglesia no es autorreferencial Católica, fundación del propio Jesucristo precisamente para ser autorreferencial en los Sacramentos instituidos por el mismo Cristo Jesús, Liturgo de los santos y del Tabernáculo verdadero que Dios fundó y no un hombre (He 8,2), la misma razón de ser de la Iglesia ha desaparecido. Los pilares quebrados, el desplome es inevitable sin ni siquiera movimientos sísmicos de grado 9.
    El cardenal Caffarra, así como algún otro obispo todavía católico sin interconfesionalizar, trata de encauzar el Sensus Fidei maltrecho entre tirios y troyanos de la profanidad secularista. Es un espanto tener que determinarse a acatar la autoridad del Papa pero no cumplir sus consignas, sugerencias o procesos abiertos que llevan a la desacralización manifiesta.
    Pero la realidad es tozuda y puesto que Francisco ha dictaminado que la última instancia es la propia conciencia, hemos quedado libres para actuar en consecuencia.
    Por donde se comprueba que la dialéctica espiritualista, es decir la filosofía de base que viene siendo operativa desde el Vaticano II está llena de agujeros negros que han ido absorviendo en sí mismos a los teologantes del hodiernismo fenoménico cultural. La inversión.

  4. Entiendo, y esto es muy positivo, las preocupaciones doctrinales como católicos que somos; por lo tanto debemos orar intensamente y tener la actitud que en tiempos como estos tuvieron a bien los hijos de la Iglesia: sta. Catalina de Siena, Sn. Francisco de Asís y la Dra. de Ávila.

  5. Antes de meternos en estos berenjenales de si los divorcios, separaciones, etc, ¿porque no empezamos reconociendo que puede que ni un 20% de los que se casan por la Iglesia están preparados para asumir lo que supone este sacramento? (este es un porcentaje que yo me invento, orientativo nada más, pero creo que los tiros van por ahí).

    ¿Por que no reconocemos que si consideráramos de verdad lo que el matrimonio cristiano posiblemente se casaría mucha menos gente de lo que lo hace porque nos viene muy grande? (de hecho hay ya más matrimonios civiles y parejas de hecho).
    Es que creo que estas cuestiones son las de fondo o de raíz y apenas se habla de ellas. Si hay pocas separaciones para las que podía haber.

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