Family Man

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Un film valiente, que se enfrenta a la visión hedonista y superficial de nuestro tiempo con la candidez de la verdad y que recuerda que la auténtica felicidad se encuentra en la sencillez del hogar.

Que la familia se ha convertido hoy en un asunto controvertido, nadie lo duda. Posiblemente, la razón estribe en que se ha mantenido fiel a su esencia pese a los cambios vividos por nuestra sociedad. En efecto, en un momento de la historia en que la humanidad ha priorizado el hedonismo y el individualismo por encima de los valores personales, el núcleo compuesto por un matrimonio y su descendencia es motivo de escándalo. Esto es comprensible si tenemos en cuenta que es en el hogar donde se educa en los citados valores actualmente denostados. Como recordatorio de esta idea, ofrecemos el presente largometraje, que compara los modelos de vida que pugnan en nuestra sociedad.

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un rico empresario que cree tenerlo todo en la vida. Sin embargo, su juicio es puesto a prueba durante una Nochebuena: después de frustrar un atraco a mano armada, es bendecido con la visión de la existencia que habría llevado, si hubiese contraído matrimonio con Kate (Téa Leoni), su antigua novia. Gracias a esta ensoñación, descubre que habría sido un marido ejemplar y un padre entregado, que habría vivido feliz en su humilde hogar y que, por ende, habría alcanzado la dicha que en realidad no tiene. Pero como solo se trata de una suposición, él deberá elegir entre la vida que acarreaba con anterioridad y la que ahora se abre frente a sus ojos.

Aparentemente, la película contrapone estos dos modelos de vida de manera muy ingenua: por un lado, presentando a un hombre rico que en el fondo no es feliz; por el otro, la de ese mismo hombre hallando la dicha en la humildad de su hogar. Sin embargo, es en esta sencillez donde se manifiesta su genialidad, ya que así evidencia de forma clara el mensaje que desea transmitir. Como ya hemos dicho, esta enseñanza solo es un recordatorio de que es en la familia donde el hombre aprende a ser persona y a respetar la dignidad de las personas, puesto que es el ambiente en el que conoce el perdón, la misericordia o la comprensión (es importante la escena en la que el protagonista descubre que el sexo no es un mero placer, sino que está ligado irrefutablemente al amor).

Por este motivo, alegra mucho encontrarse con películas como esta, que plantean sin rubor los valores eternos que hoy, no obstante, son continuamente deplorados. Se trata también de un film valiente, que se enfrenta a la visión hedonista y superficial de nuestro tiempo con la candidez de la verdad. Y es, por último, esa viva advertencia que en ocasiones necesitamos para recordar que la auténtica felicidad se encuentra en la sencillez del hogar.

José María Pérez Chaves

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