Tres meses después de que se aprobara en Madrid la Ley LGTB de Cristina Cifuentes -que impone en las escuelas de toda la comunidad la doctrina homosexualista y la ideología de género- el arzobispo de Madrid ha querido manifestarse.
Tres meses después de que se aprobara en Madrid la Ley LGTB de Cristina Cifuentes-que impone en las escuelas de toda la comunidad la doctrina homosexualista y la ideología de género-, el arzobispo de la capital y futuro cardenal, Carlos Osoro, ha decidido, por fin, decir algo al respecto.
Los obispos de Alcalá de Henares, de Córdoba y de Getafe, así como el cardenal Cañizares, condenaron esta ley. Asimismo, diferentes entidades como la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), el Foro de la familia o el Centro jurídico Tomás Moro mostraron su más profundo rechazo y preocupación por el futuro de los jóvenes madrileños.
A pesar de que la ideología de género va tomando partido en gran parte de los debates internacionales como respuesta a su continua pretensión de controlar todos los ámbitos de la vida pública, el arzobispo de Madrid no se había manifestado aún, obviando que la ley aprobada en la Asamblea podría, entre otras cosas, cerrar el seminario de Madrid, controlar las homilías de los sacerdotes e inmiscuirse en la vida de los padres a la hora de educar a sus hijos.
Es ahora, tres meses más tarde, cuando Carlos Osoro ha querido apoyar las palabras del Papa Francisco -quien ha rechazado esta ideología en reiteradas ocasiones- en una entrevista concedida al diario ABC.
En ella, el futuro cardenal explica que se siente «muy identificado» con el Papa Francisco, «con su manera de ser, de pensar, de acercarse a los hombres, no solamente con las palabras, sino también con los gestos. Ojalá me pareciese. Y sé que no, que él tiene mucha más cualidades que yo», señala Osoro.
«Lo que sí es verdad es que el Papa siempre suscita que la gente vuelva la cabeza para mirarle y escucharle. A veces, cuando se le escucha desde una ideología, puede molestar, pero lo que hace es hablar con claridad de lo que Jesús nos diría en estos momentos y eso suscita un interés especial por darle un abrazo y decirle gracias», continúa.
Respecto a las palabras del Papa Francisco sobre los homosexuales, el futuro cardenal ha defendido que «el Papa lo que nos dice es que el Señor ha venido para todos los hombres. Y ha venido a sanar al ser humano regalando el amor de Dios».
Sobre la ideología de género, Osoro ha querido recordar las palabras del Papa, quien en la exhortación apostólica Amoris Laetitia «dice que la ideología de género es algo tremendo. Toda ideología nos separa, nos rompe, elimina a unos para poner a otros. Busca el interés personal o los intereses de un grupo. ¿Cómo se elimina? Tengo mi teoría. La familia es el mejor antídoto para eliminar esta ideología».
En cuanto a la pregunta de si cree que a la Iglesia se le ha otorgado la etiqueta de «homófoba» por condenar esta ideología, Carlos Osoro ha señalado que «la Iglesia siempre se ha enfrentado a las ideologías. La gran tragedia que tenían los primeros discípulos de Jesús en el mundo pagano del imperio Romano era que hablaban de un tal Jesús que había resucitado. No hablaban de una idea, hablaban de una persona».
«Que se hable de Jesús y de un Dios que se ha hecho hombre y que vive trastoca todas las ideologías. ¿Por qué? Porque se habla de un Dios que viene a acoger a todos y a querer a todos cuando las ideologías solo cogen a algunos, nunca a todos», ha concluido.
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Ganados los galones, un poco de fuegos de artificio.
A estos le dicen que hacen la «del delfín». Porque en el medio del mar revuelto, dan un saltito para aquí, otro saltito para allá, y NADA.
(Explicación para lentos-: nada de la acción de nadar el delfín, y nada de la nulidad de acciones fructíferas el nuevo cardenal y los de su condición).
CRISTO, aún mediando los tibios, AL FINAL VENCERÁ
Pues a mí ya me cansa todo este discurso simplón del encuentro, como si la Iglesia durante 2.000 años de historia sólo hubiese propiciado el desencuentro hasta que han llegado los misericordiosos discernidores integrantes y acogedores, pero que nunca hablan del pecado y menos del pecado original y la necesidad de la gracia y la conversión. En el fondo son unos soberbios. Lo malo es que se lo creen.