El Claretiano y profesor José A. Benitez arremete en unas publicaciones en su perfil de Twitter contra los obispos de Getafe y Alcalá, los mismos que advirtieron de los peligros de la ideología de género tras la aprobación de la ley de Cifuentes en Madrid.
José Antonio Benitez Pineda es religioso claretiano y coordinador de pastoral en el colegio Claret de Sevilla. Su cuenta de Twitter, identificada como @benicmf, está plagada de contenidos impropios para un religioso, pero hay una publicación que llama especialmente la atención.
El religioso arremete en unas publicaciones en su perfil de Twitter contra los obispos de Getafe y Alcalá, los mismos que a través de una carta advirtieron de los peligros de la ideología de género y animaron a los católicos a defender a la familia.
José A. Benitez retuitea en primer lugar la publicación de la revista Alandar, que defiende la ley LGTB de Cifuentes alegando que «protege al colectivo LGTB»:
A continuación, el profesor vuelve a retuitear una publicación de la revista digital Al tercer día, que arremete contra «buena parte de la jerarquía española»:
El Claretiano asegura «estar de acuerdo» y dice tener «más miedo» de los que no son jerarquía:
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Una cosa es defender al colectivo LGBT (bienvenida toda iniciativa que acabe con su discriminación, hace poco en Madrid y en Albacete agredieron a homosexuales por su orientación), y otra imponer la «ideología de género» en todos los colegios. Se nota que lo que de verdad importa es lo segundo. Gente que confunde misericordia con buenismo, y que ignora las enseñanzas bíblicas.
No es cierto que esa ley proteja a nadie, puesto que, como han advertido médicos y juristas, es un peligro para la salud pública y la libertad. Si, al menos, a ese religioso le preocupara la salud del alma, no diría lo contrario, juzgando con ello al mismo Dios por castigar a Sodoma y Gomorra. Religiosos como ese parecen utilizar la religión para servir a su propia ideología en vez de a Dios y al prójimo.
Nuestra Iglesia institucional, que se rige -increiblemente sin darse cuenta- por una extrema ideología de género (celibato contra «no es bueno que el hombre esté solo», ministerio ordenado de «solo y exclusivamente viri»,etc.) podría ser un poco más prudente y respetuosa, un poco menos autosuficiente y dominante. Todo se puede explicar históricamente, faltaría más. Pero lo que es difícilmente soportable es el empeño de atribuir al mismo Jesús su misoginia y falta de humanidad.
La ley Cifuentes es una vergüenza… Muchos «obispos necesitan una renovación» porque no han dicho nada… Ya ni siquiera unos padres podrán llevar a sus hij@ al psicólogo o «terapeuta» para solucionar un trastorno psico-afectivo (que es lo que se da en el 99% de los casos de homosexualidad o transexualidad…), porque su mismo ejercicio será considerado como homófobo. Es más, este mismo comentario podría ser multado con miles de euros… En fin, espero que impere el sentido común.
Qué curioso. Los claretianos de Barbastro, mártires, iban con sotana a todos lados. Sin embargo, algunos claretianos de ahora parece que se avergüencen de vestir como sacerdotes. ¿Por qúe será?
Hace tiempo coincidí con este profesor claretiano, y hasta que no lo presentaron, parecía todo un «dandy». ¿Quién iba a pensar que era sacerdote?
¿Y el arzobispo de Sevilla, hará algo?
Hay mucho por lo que rezar.
Dice usted: «Nuestra Iglesia institucional, que se rige -increiblemente sin darse cuenta- por una extrema ideología de género (celibato contra “no es bueno que el hombre esté solo”, ministerio ordenado de “solo y exclusivamente viri”,etc.)»
La Iglesia Católica no es un Estado al uso aunque su presencia, hoy, en el mundo se articule como tal.
En la Iglesia no hay confusión entre sexo y género, ergo, no hay ideología de género.
El sacerdote, célibe, tiene la compañía diaria de Jesucristo hasta el fin del mundo así que nunca está sólo.
Los ordenados actúan en nombre y en la persona de Jesucristo, Sumo Sacerdote, por eso son varones. Y por ser varones, y no porque son varones, las mujeres no pueden recibir el sacramento sacerdotal. La elección divina del sacerdote es anterior al deseo de la mujer de concebir un hijo.
En la Iglesia el orden de las Vírgenes está reservado exclusivamente para la mujer y en ninguna otra confesión religiosa puede encontrar más Santas, Reinas y Doctoras que en ella aunque todo sea perfectible.
La ideología de género, como toda ambigüedad -calculada o no-, es profundamente nociva para el individuo y para la sociedad al poner en duda la capacidad del hombre para conocer la verdad.
¿Claretianos? Para nada…
No se parecen al Santo fundador, ni se parecen a los Mártires de Barbastro…
¡No, esos no son claretianos!
Aunque la mayoría de los que actualmente se dicen tales, son una banda de descreídos decadentes con ideas marxistas que rechazan predicar la Cruz con sus palabras, y más aún la rechazan para sus propias vidas.
¡Cuánta verdad tenía Pablo VI al hablar del humo de Satanás en los altares!
Y, me pregunto yo, ¿qué c* hace un claretiano perdiendo el tiempo en Twitter? ¿Sabrá el espécimen en cuestión que había un señor llamado (San) Antonio Mª Claret?
Y, me pregunto yo, ¿qué c* hace un claretiano perdiendo el tiempo en Twitter? ¿Sabrá el espécimen en cuestión que había un señor llamado (San) Antonio Mª Claret?
Estoy harto de sacerdotes y religiosos que no sólo no predican el Evangelio, sino que se dedican a torpedear la doctrina de la Iglesia. Conservar la Fe en esta coyuntura es un milagro.
Sabéis perfectamente por qué sacáis esto. Porque no aceptáis críticas. Y como respuesta sacáis esto sobre alguien anónimo para intentar hundirlo. Decidme, ¿bajo qué premisas del evangelio se mueve esta acción?
…¿bajo qué premisas del evangelio se mueve esta acción?…
«La verdad os hará libres».
Claretianos ? Uf … Dios nos agarre confesados-
Los claretianos están en vías de extinción. No me extraña. En mi diócesis hace años que cerraron las dos casas que tenían y están en regresión en todas partes. Normal.
Los claretianos están en vías de extinción. No me extraña. En mi diócesis hace años que cerraron las dos casas que tenían y están en regresión en todas partes. Normal.