‘Hay una oleada de fanatismo del mundo musulmán y los cristianos tienen mucho miedo por su futuro’

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El testimonio de Monseñor Antoine Audo, obispo de Alepo, muestra cómo continúa el sufrimiento de los cristianos perseguidos en Siria: «Treinta pueblos de cristianos caldeos fueron atacados, muchos de sus habitantes fueron secuestrados, y muchos asesinados porque se negaron convertirse al Islam. Es algo terrible».

Monseñor Antoine Audo, obispo católico caldeo de Alepo y presidente de Cáritas Siria desde que se inició el conflicto armado en este país, ha concedido una entrevista a la Fundación EUK Mamie–HM Televisión como parte de la serie “Tras las Huellas del Nazareno”El obispo ha alertado de que la población cristiana en Siria ha quedado diezmada y denuncia que las comunidades cristianas son el principal objetivo de muchos ataques.

En Alepo sólo quedan 30.000 cristianos de los 170.000 que vivían en la ciudad antes de la guerra. “Antes nos pasaba que, ocasionalmente, personas fanáticas nos atacaban porque éramos una minoría en un país donde la mayoría son musulmanes. Pero ahora, en todo el mundo hay una oleada de fanatismo del mundo musulmán. Ahora están más organizados, con armas, y con el fenómeno del Daesh y los cristianos tienen mucho miedo por su futuro”, explica el obispo.

La Iglesia siria vive dedicada a atender a las familias pobres y a la labor humanitaria. Sacerdotes, religiosos y laicos trabajan sin descanso para apoyar a los que sufren las consecuencias de un conflicto civil. Monseñor Audo, por ejemplo, dedica el 80% de su tiempo a Cáritas, tal y como él mismo explica en su testimonio.

Aunque no sea noticia en los medios de comunicación occidental – que silencian intencionadamente muchos datos – uno de los objetivos de este conflicto es acabar con las comunidades cristianas, a las que se ataca con total impunidad. Monseñor Audo afirma: “Tenemos testigos. En Malula por ejemplo, varios cristianos murieron porque se negaron a hacerse musulmanes. Conozco muy bien estas situaciones. En la región de Djézireh, en el noreste de Siria, cerca de treinta pueblos de cristianos caldeos fueron atacados, muchos de sus habitantes fueron secuestrados, y muchos asesinados porque se negaron convertirse al Islam. Es algo terrible. A la vez, no es algo nuevo. Nuestra historia está llena de persecuciones”.

Monseñor Audo confiesa que obtiene la fortaleza para continuar su labor, en primer lugar, de la fe: «Sí, la fe y la oración me dan fortaleza. Y luego, cuando veo a tantas personas sufriendo… No las puedo dejar, no puedo irme. Tengo que estar con ellos, soy su pastor y el responsable de la Iglesia aquí. Esta actitud de estar con las familias, escuchándolas, ayudándolas y apoyándolas, me da fortaleza para seguir ahí entre ellas”.

El obispo de Alepo pide a Occidente que se informe sobre la situación siria y que no sólo escuchen los grandes medios de comunicación porque «existen muchos intereses políticos». Asimismo, hace un llamamiento a los cristianos de Occidente a estar orgullosos de su fe cristianos y a no tener miedo: «Que no tengan miedo. Como dice el Papa Francisco, que no sigan la cultura de la indiferencia y del consumismo. Como cristianos, somos responsables de los demás y tenemos que estar orgullosos de nuestra fe”.

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