El apóstol

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Esta película es un bello canto al amor que Dios siente hacia los hombres y la descripción de la íntima respuesta de una persona a la llamada de ese amor…

Pese al éxito obtenido en los diferentes festivales de cine religioso en los que fue presentada, la película que hoy nos ocupa sufrió abundantes problemas de distribución internacional en el momento de su estreno, por lo que corrió el riesgo de verse restringida a un anecdótico número de salas, o bien al socorrido formato doméstico, donde habría pasado desapercibida para el público en general.

Afortunadamente, el empecinamiento de su responsable, la cineasta francesa Cheyenne Carron, y la valentía de su distribuidora, European Dreams Factory, lograron imprimir cierto envite a su divulgación, consiguiendo que fuese proyectada en una mayor cantidad de pantallas, y que, por ende, fuese disfrutada por más personas de las que, en un principio, iban a gozar de ella.

Sin embargo, la polémica no dejó de perseguir a esta cinta, puesto que, en su país de origen, Francia, fue prohibida momentáneamente, y esto consiguió que llegase con demora al resto de naciones europeas. El motivo de esta dificultad cabe encontrarlo en los atentados yihadistas de enero de 2015 contra la sede de Charlie Hebdo, semanario galo que, a la sazón, había publicado diversas caricaturas de Mahoma, con las que se sintieron ofendidos miles de musulmanes en todo el mundo; como medida preventiva, pues, el Estado francés resolvió retener el film y publicarlo cuando solucionase la preocupante situación que estaba afrontando.

Pero ¿es en verdad un film polémico o vejatorio? Evidentemente, no. Sin embargo, la controversia que podía surgir en el ámbito islámico a raíz de su visionado estaba determinada, en primer lugar, por su argumento (la conversión de un joven mahometano al cristianismo), y, en segundo lugar, por la comparación que establece entre la fe islámica y la cristiana, donde esta, en la figura del mencionado protagonista, ensombrece a aquella.

Por tanto, la película está ambientada en una etapa concreta e importante en la vida de Akim: su inmediato nombramiento como imán de la mezquita que frecuenta, dignidad que, en ese momento, ostenta su tío materno. Sin embargo, cierto día, después de sufrir un accidente con su bicicleta, conoce a Fabián, un cristiano con el que entabla una rápida amistad y que lo invita a participar del bautizo de su hija; a partir de ese instante, comienza un intenso proceso de conversión, que lo llevará a dudar de su propia fe y a abrazar la cristiana. No obstante, dicha andadura se verá obstaculizada por la incomprensión de sus familiares y de sus correligionarios, quienes harán lo posible, incluido el uso de la violencia, para que permanezca fiel al islam. Afortunadamente, no se encuentra solo en el camino que ha emprendido, pues lo acompañan el sacerdote católico de una parroquia cercana y un grupo de conversos, que, como él, han descubierto que Cristo es la única persona que da sentido a sus vidas.

Plasmar en imágenes una conversión religiosa no debe ser tarea fácil, pues supone el profundizar en el alma de un individuo, para detallar los sentimientos que, en esos momentos, lo están impulsando al conocimiento de una nueva fe. Por suerte, la directora de la cinta lo hace bajo el amparo de su propia biografía, pues, como el protagonista de su relato, aun siendo musulmana, conoció a Cristo a través de una familia católica, en este caso, la suya, ya que esta la había adoptado cuando todavía era una niña; además, pese al vivo deseo de ser bautizada, se topó con diferentes adversidades que se lo impidieron, como las estrictas leyes de la Administración francesa, que la tutelaron hasta su mayoría de edad. Tal vez por esto, el largometraje sea presentado como una arrebatadora y ardua historia de amor entre el joven Akim y el Hijo de Dios.

Pero, como hemos dicho, la película muestra una segunda lectura, que está imbricada, de manera sutil, bajo el relato principal: el cotejo establecido entre la fe cristiana y la fe islámica. Sin duda, y aun pudiendo parecer una provocación a los fieles de la última, su presencia en el metraje es completamente necesaria, puesto que debe ahondar en la problemática de Akim y en la disyuntiva que se le ofrece entre ambas confesiones. Por tanto, para que el espectador sea partícipe de una y otra, el film contrapone las respectivas características de las religiones que aquel contempla: por un lado, el islam, que responde con obcecación y violencia a sus dudas; por el otro, el cristianismo, que lo acoge con ternura y caridad. En este aspecto, resulta clarificador que la historia amorosa del protagonista con Jesucristo comience cuando un cristiano practica dicha virtud con él, descrita, por otro lado, y como no podía ser de otra manera, con las pinceladas de una versión actualizada de la siempre moderna parábola del Buen Samaritano (recordemos que, para los contemporáneos de Jesús, los samaritanos eran enemigos de los judíos, por lo que estos no debían ayudar a aquellos, y viceversa; en la película, un cristiano auxilia a un musulmán, a pesar de que este último solo puede ser generoso con sus afines, o bien mostrar su largueza a un infiel, con un objetivo exclusivamente proselitista).

La película, pues, no debe ser entendida como un hiriente rejonazo contra el islam, que, además, es tratado con sumo respeto (por ejemplo, es evidente que no identifica a todos los musulmanes con la violencia, pues esta es contrapuesta mediante la conciliadora figura del tío de Akim y mediante la comprensión y la compasión de los padres y la hermana de este); debe ser vista, por el contrario, como un bello canto al amor que Dios siente hacia los hombres (es necesario destacar aquí la primera conversación que el protagonista mantiene con el sacerdote católico, en la que este le explica a aquel que Cristo es el salvador de la humanidad), y como la descripción de la íntima respuesta de una persona a la llamada de ese amor (recordemos la cita bíblica que puede leerse en la fachada de la iglesia: “Me hallaréis cuando me busquéis de corazón” -Jr. 29, 13-).

José María Pérez Chaves

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